Hay un punto en la metafísica que debe
ser común, el cual es el hálito de vida que viene de Dios Padre. En nuestra
línea esotérica la nombramos Llama Trina, la misma es un fuego sagrado que
proviene de Dios y se instala en el corazón, en un lugar que denominamos la
cámara secreta del corazón.
Este fuego sagrado de vida son en
realidad tres plumas de unos tres milímetros de alto y está presente mientras
el Ser tenga vida humana, da calor y vida.
Muchas veces se ha preguntado no se la
detecta con la cirugía o el bisturí, debemos aclarar que la misma desaparece no
por extinción, si no por trasladarse al cuerpo Crístico que es la energía
intermediaria existente entre la parte individualizada de Dios llamada Divina
Presencia en nosotros y el cuerpo físico.
Estas energías que llamamos plumas es
por su forma y tienen tres colores distintos, el azul, el amarillo dorado y el
rosado:
La
de color azul, y que está ubicado en el
lado izquierdo ancla en el hombre la fuerza de voluntad y la fe de Dios-Padre,
la fuerza a la determinación divina para desarrollar nuestro plan divino en
nuestras encarnaciones a través de nuestros cuerpos inferiores.
La
llama amarilla dorada, ancla en nosotros la inteligencia discriminadora,
la sabiduría, la iluminación y la mente de Dios en Cristo.
La
llama rosada, ancla en nosotros el amor,
la compasión, la misericordia, ternura y gracia de Dios y Espíritu Santo, así
como poner en práctica el plan divino acción.
El lugar donde se instala la llama
trina que hemos denominado la Cámara Secreta del Corazón está unida al corazón
de Dios por medio del poderoso color plateado que nos une a Él, el cual es un
cordón lleno de luz que desciende de nuestra Divina Presencia y pasa a través
de nuestro Yo Crístico, la figura intermedia que nutre la presencia y el
hombre.
Invocación:
Humilde y reverentemente, en nombre de
la Divina y todopoderosa presencia de Dios “YO SOY” e investido con el manto
sacerdotal del fuego sagrado, invoco para el encendido de esta llama:
La causa primordial que trajo el
Universo Inmanifiesto al Manifiesto, el primer rayo de luz cósmica, al ser de
luz infinita. AMIDA BUDDHA.
Los Agniswattas o Señores del Fuego
Los Siete Arcángeles de los siete
rayos
Al amado Dios Agni, director cósmico
del elemento fuego y a los amados padres Soles, Helios y Vesta.
Encendido de la Llama:
Amado Zarathustra, maestro del fuego
Amado Prometeo, primer portador de la
llama sagrada para la Tierra
Amada Diosa de la luz y Amado maestro
Saint Germain, Hierofante del fuego sagrado.
Los Invoco para que sostengan esta
LLAMA como manifestación física del
fuego sagrado, para que irradie a todos los aquí presentes y toda la humanidad,
las supremas bendiciones de la Llama
Insustenta, la Triple llama cristica y la luz del ser del fuego blanco.
“YO SOY” viniendo a la manifestación
física a través del encendido de esta llama. El anclaje físico, tangible y
visible de la llama sagrada para la tierra.
Gracias amados maestros, Arcángeles y
Elementales por manifestación de esta LLAMA y que así como flamea en el plano
físico, arda en el ASTRAL, MENTAL, BÚDDHICO, ATMICO, MÓNADICO Y ÁDICO. Y en los PLANOS CÓSMICOS. Eternamente
sostenida y con el PODER de todos los
soles y por el más sagrado nombre que “YO SOY”.
Absorción:
Amada llama, manifestación del fuego
sagrado, demando humilde y reverentemente, con el PODER y la voluntad del más
sagrado nombre que “YO SOY”, que los Dioses, Arcángeles, Elementos del fuego
sostengan encendida esta llama en los
planos internos eternamente y devuelvan a la causa primera de manifestación
Ignea esta expresión física del FUEGO SAGRADO.
Apagado:
Gracias amado AMIDA BUDDHA, Arcángeles
de los siete rayos, Agniswattas, Señor Agni, Zarathustra, Prometeo, reina de la
Luz y Amado Maestro Saint Germain por el servicio prestado a través del
Encendido de esta llama.
Gracias. Gracias. Gracias.
Por: Rubén Cedeño
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