El arcángel Zadquiel es un
ángel de misericordia y benevolencia. Se le representa sosteniendo una daga ya
que fue el ángel que detuvo a Abraham cuando iba a sacrificar a Isaac en el
Monte Moyra.
Este Arcángel nos guía hacia
la verdad, rige el rayo violeta, eleva nuestra conciencia y permite que
soltemos los dolores del alma. Nos ayuda a perdonar y perdonarnos.
Limpia y purifica nuestro
karma con su fuego sagrado. Rompe las cadenas de las energías inferiores. Es
protector de los niños. Rige viajes cortos y traslados. Es ideal invocarlo en
momentos de dolor ya que alivia duelos trayéndonos paz. Rige los días sábados.
El rayo violeta nos sirve invocarlo para trasmutación, perdón, libertad,
compasión, disolver y trasmutar energía mal calificada, liberarnos de ataduras
de cualquier clase, a desapegarnos.
Asociaciones físicas: rige
la glándula pineal, la parte alta de la cabeza, corona, cerebro, cuero
cabelludo. Mejora las inflamaciones internas, alivia las palpitaciones del
corazón, ayuda al correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Cura los
moratones, las hinchazones, alivia problemas de tensiones oculares, calma
irritaciones y dolor.
Asociaciones emocionales y mentales: favorece la
recuperación emocional, libera adicciones, retira obstáculos emocionales.
Asociaciones espirituales: inspira, libera la imaginación, favorece la
meditación, potencia las capacidades psíquicas, desarrolla la intuición,
fomenta la conexión con el alma, limpia y purifica cualquier cosa que toca.
“La biblia de los ángeles” hazel Raven
Los
Dolores del alma.
Junto al amado Zadquiel y
los Ángeles de la liberación podemos sanar nuestros dolores del alma. La idea
de nuestro trabajo de luz es borrar de nuestras células estas heridas para
poder armonizarnos y avanzar en nuestro camino espiritual
.
Es importante reconocerlas,
aceptarlas y sanarlas con la energía violeta. De este modo borramos de nuestra
memoria y registros estas energías de dolor y fluimos con energía divina. Con
cada dolor nuestra alma sufre. Con cada alma nuestra alma se fisura. Con cada
traición nuestra alma se quiebra y se desprenden pequeños fragmentos de luz.
Gracias a nuestro Padre celestial nuestra luz interior es poderosa y el no
permite que nunca se apague nuestra llama interior. Nuestro ser cambia, y con
el correr de los años podemos volvernos más cerrados, desconfiados, culposos o
tristes.
Es indispensable reconocer
estos dolores, sentirnos, volverlos a vivenciar y soltarlos con amor. Nuestros
ángeles nos darán fuerza para transitar este camino de dolor y sanar con amor
estas heridas.
Abramos el corazón
sinceramente y empecemos el cambio.
Carolina
Campos divide estos dolores en tres clases:
• Cicatrices del alma: son dolores que nos
marcan y condicionan en nuestra existencia. Al atravesar estas situaciones
nuestro ser comienza a desarrollar emociones negativas. Estas cicatrices pueden
presentarse a través de: injusticia, indiferencia. Pérdidas materiales,
accidentes o situación límite, desaire o desprecio.
• Heridas del alma: son
heridas emocionales profundas que en algunas ocasiones vienen acompañadas por
mucho dolor y humillación de nuestra persona. Estas situaciones hacen que se
desprendan pequeños fragmentos de luz de nuestro ser. Estas heridas pueden
presentarse a través de Rechazo (bullyng), Mentiras, humillación, separación,
engaños.
• Fracturas del alma: estas
son reconocidas como quiebres emocionales profundos. Nos quebramos
emocionalmente ante esta situación. Las fuerzas angelicales pueden reestablecer
el equilibrio y sanar todas nuestras fisuras y brechas. Solo debemos buscar su
amparo y reconocer el dolor para que comience la sanación. Estas fracturas
pueden presentarse a través de: violación (confianza, intimidad, etc); abuso
(físico, mental o psicológico), traición, abandono, desapego.
Tomado de la página de: http://rakukeireiki.ning.com
Gracias a Rosalía López Briega y al Maestro Rafael Alcaz
saludos
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