En un principio la luna y el sol eran
amigos, muy buenos amigos. Ambos tenían luz propia y siempre estaban juntos en
cada momento.
Un día en el que disfrutaban de su
mutua compañía, la luna le dijo al sol que lo quería. El sol, tras meditarlo
unos segundos, le contestó que él también sentía amor hacia ella. Pero hay una
regla en el amor de los astros, si dos astros desean comenzar una relación, uno
de ellos debe dejar su luz interior y su brillo debe depender de la luz del
otro. La luna, sin pensarlo, hizo cesar su luz y comenzó así una gran relación
entre ambos. Miles de años después, la luna descubrió que esa maravillosa
relación se estaba deteriorando. La luna habló con el sol y él dijo que no
sentía lo mismo que antes, le dijo que no quería seguir.
La luna, triste, escapó lejos y estuvo
llorando y llorando y llorando. Pero no solo la tristeza la llenaba por dentro,
necesitaba brillar para seguir viviendo y la luz la había apagado. La luna
volvió al Sistema Solar y se acercó al sol lo suficiente para brillar pero no
acercándose demasiado al que un día había sido su amado. El sol la evitaba y la
luna lo seguía, cada vez más cerca, ya no sólo por vivir, sino por intentar
recuperar ese amor.
El sol seguía y seguía escapando mientras ella
lo buscaba por entre los planetas. Ahora, cuando la gente conozca esta nueva
leyenda, cada vez que mire a la luna verá un astro que se mueve sin rumbo entre
las estrellas, llorando, intentando encontrar de nuevo aquel amor perdido. Ese
brillo que despide es lo único que queda de ese amor que, en su día, fue lo más
precioso del Universo.
Tú ya sabías que existían Sol y Luna...
pero lo que quizás no supieras es que también en la Tierra algunas personas se
aman así…
Como la Luna y el Sol.
Conclusión: Cuando una relación
termine, que no cese con ella la amistad. Si el amor se extingue, hay que
intentar volver a prender la llama y, si no queda ni una sola cerilla, al menos
conservar en la memoria el calor que un día dio esa llama. Si los leños
(amistad) fue el desencadenante del amor, que sigan ahí cuando el fuego se
apague. No quedarán cenizas, porque el fuego del amor no destruye los leños.
En Sol y Luna apostamos por el cambio
del hombre, apostamos por ser el hombre cósmico, un ser equilibrado en sus
energías, amoroso, sensible, a la vez que valiente y seguro de sí mismo.
Las mujeres están cambiando y en el
hombre también es necesario ese cambio para que se produzca el equilibrio entre
hombres y mujeres, tenemos que abrazarnos los unos a las otras.
Es cierto que en el camino “espiritual”
hay muchas más mujeres que hombres, realmente no necesitamos que sean muchos.
Solo unos Pocos Valientes
Dispuestos a Romper con los Moldes
Establecidos a lo largo del tiempo. Solo unos Pocos, Dispuestos a demostrar cómo somos los seres
humanos Realmente
El Momento de Nuestro Despertar ha Llegado.
¿Eres Tú Ese Valiente?....
Con amor para todos mis amigos(as) en
esta actual existencia.
Tomado de la Web.
Gracias, Gracias, Gracias.
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